2016. Año Bisiesto. Diario un tanto particular. Autor: Vicente Torres Torres.
Nos entrega Vicente Torres un libro verdaderamente "un tanto particular". Usando el formato de un supuesto diario, día a día desgrana en 366 entradas reflexiones personales y anécdotas propias y ajenas. Todas ellas unidas por uno hilo conductor que es a mi entender la idea de justicia o actuar justamente, es decir, llevar a la práctica tal virtud.
La virtud de la justicia puede parecernos fácil de ejercer. Todos, puestos a ensoñar, nos vemos bien colocados en el lugar de ese Rey Sabio o Juez Justo capaz desde su elevado sitial de discernir verdades de mentiras, de separar grano de mala hierba, castigar al malvado y elevar al humillado restableciendo el orden natural de las cosas.
A los que estamos en la práctica del Derecho por oficio, sabemos cuán lejano está el ideal de justicia de las Salas de Vistas y cuán difícil encontrar un Hombre Justo en los pasillos de la Ciudad de la Justicia. No tanto por lo que algunos habrán entendido al leer estas líneas precedentes, sino porque a nadie como nosotros se nos oculta la dificultad de definir "Justicia" y más aún llevarla a la práctica en la maraña de conflictos de intereses legítimos tanto privados como públicos, así como en las consecuencias a largo plazo que comporta cada decisión, convertida en una mariposa que despliega sus propias alas y al batirlas nos amenaza con un terremoto en un lugar distante.
Más importante, lejana la Justicia porque cada día al salir el sol el Contador se pone a cero. El Juez que ayer restableció el orden natural de las cosas, el abogado que decidió no aceptar un caso manifiestamente infundado, el testigo que dijo verdad, el Amigo que ayer supo estar a la altura, todos y cada uno de nosotros tendremos que comenzar el día como si nada de aquello hubiera ocurrido y tendremos que enfrentarnos a los actos y decisiones de cada día buscando como actuar justamente. Así es como, para mí cobra sentido el libro de Vicente, día a día durante ese Año Bisiesto relatando su búsqueda del actuar rectamente.
Así debió empezar la Filosofía en su día.
La virtud de la justicia puede parecernos fácil de ejercer. Todos, puestos a ensoñar, nos vemos bien colocados en el lugar de ese Rey Sabio o Juez Justo capaz desde su elevado sitial de discernir verdades de mentiras, de separar grano de mala hierba, castigar al malvado y elevar al humillado restableciendo el orden natural de las cosas.
A los que estamos en la práctica del Derecho por oficio, sabemos cuán lejano está el ideal de justicia de las Salas de Vistas y cuán difícil encontrar un Hombre Justo en los pasillos de la Ciudad de la Justicia. No tanto por lo que algunos habrán entendido al leer estas líneas precedentes, sino porque a nadie como nosotros se nos oculta la dificultad de definir "Justicia" y más aún llevarla a la práctica en la maraña de conflictos de intereses legítimos tanto privados como públicos, así como en las consecuencias a largo plazo que comporta cada decisión, convertida en una mariposa que despliega sus propias alas y al batirlas nos amenaza con un terremoto en un lugar distante.
Más importante, lejana la Justicia porque cada día al salir el sol el Contador se pone a cero. El Juez que ayer restableció el orden natural de las cosas, el abogado que decidió no aceptar un caso manifiestamente infundado, el testigo que dijo verdad, el Amigo que ayer supo estar a la altura, todos y cada uno de nosotros tendremos que comenzar el día como si nada de aquello hubiera ocurrido y tendremos que enfrentarnos a los actos y decisiones de cada día buscando como actuar justamente. Así es como, para mí cobra sentido el libro de Vicente, día a día durante ese Año Bisiesto relatando su búsqueda del actuar rectamente.
Así debió empezar la Filosofía en su día.
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