"Les croisades vues par les Arabes", Amin Malouf, Casbah Editions


Cuando compré este libro en Argel la perspectiva de los acontecimientos históricos conocidos como Cruzadas desde el punto de vista árabe no me era desconocido. Años atrás había leído la "Historia de las Cruzadas" del profesor Mijail Zaborov (Editorial Globus, versión en español), una aproximación al asunto desde la teoría marxista que usaba fuentes no occidentales para reconstruir las motivaciones de este conflicto.

Eso no quita para que el libro de Amin Malouf sea en si mismo una auténtica joya, un relato coherente y que intenta conectar con el alma de los personajes históricos que participaron de aquellos hechos complejos. Su recurso a las obras de historiadores y viajeros árabes clásicos como Ibn Qalanissi, Ibn al-Athir, Oussama Ibn Mounqidh, Bahaeddin (el secretario personal de Saladino), Ibn Jobair (valenciano de Xátiva), ...

Por mi parte, no voy a poder prescindir de introducir mis propios comentarios y apuntes, por lo que esta entrada del blog excederá a la fórmula de comentario de libro. Estos son a mi entender los puntos centrales de la extensa obra de Malouf:

1.- Los antecedentes
a) La guerra santa.
El concepto de Guerra Santa tiene su origen en el mundo cristiano, en la época en la que la Iglesia utilizó su poder ideológico para apoyar a los candidatos al Imperio que aseguraran su monopolio del sistema de creencias en el ámbito mediterráneo y la expulsión del paganismo, allá por el siglo III-IV dC (incluyendo la "desamortización" de los templos paganos y los bienes que sostenían su culto). Un momento álgido por ejemplo, la batalla del río Frigido y la derrota de Juliano el Apóstata.

Aunque ahora parezca extraño, este concepto de guerra religiosa era una novedad para la Antigüedad. Aportó a los políticos y militares que se apoyaron en el mismo una valiosa baza sin que sus oponentes pudieran enfrentarles con nada similar. La religión en la antigüedad tenía carácter étnico, tribal, de clase o familiar incluso. El carácter universal del cristianismo era una revolución por su capacidad para unir a gentes de diversos orígenes étnicos, sociales, culturales, etc.

Por eso cuando a partir del año 610 los estados cristianos se vieron acometidos por una nueva ideología que les declaraba la "Guerra Santa" o "Jihad" uno no puede dejar de esbozar una sonrisa por las ironías del destino. En pocas décadas el Imperio Bizantino perdía el control de Palestina, Siria, el acceso a los valles del Orontes, Tigris y Éufrates y peor aún, el granero del Mediterráneo, Egipto, la Cirenaica y Sirte. Y a mediados del siglo VIII desde los minaretes de Perpignan o Nimes aún se llamaba a orar cara a La Meca pues a duras penas Carlos Martel había detenido los ataques musulmanes en Poitiers, pero su nieto Carlomagno aún no estaba en condiciones de iniciar el contraataque.

En esos giros que da la Historia, los Arabes tras su carrera de éxitos militares y la preeminencia ideológica-religiosa alcanzada casi 400 años antes lo último que esperaban era un contraataque desde un Occidente del que prácticamente desconocían todo. Su adversario había sido el Imperio Romano de Oriente, los "Roum" y a este poder le tenían completamente tomada la medida. Es más, la aparición en el juego político-militar de las tribus turcas selyúcidas recientemente convertidas al islam suní había rechazado al Imperio Bizantino fuera de Anatolia y reducido su espacio al de la antigua Grecia jónica.

Donde las dan, las toman.

b) ¿La última migración terrestre indoeuropea?
Del libro del Pfor Zaborov y otros relatos hay un aspecto que no puedo dejar de comentar. Observo un gran paralelismo entre el desplazamiento migratorio de la "Cruzada de los Pobres" liderada por Pedro el Ermitaño y formada por 40.000 hombres, mujeres y niños con pequeños nobles o la Cruzada de 1101 con cerca de 100.000 personas (también aniquilada) con las migración celta helvecia descrita por Julio César en sus "Comentarios a la Guerra de las Galias".

Las investigaciones retratan como causa de la Cruzada las contradicciones internas de la sociedad occidental del siglo X-XI dC. Las condiciones de vida de la población eran tan lamentables, sometidas a la violencia institucional de la nobleza guerrera, que la perspectiva de establecerse en Oriente Medio y conseguir tierras y botín atrajo rápidamente a decenas de miles de personas huyendo de la aristocracia y el sistema feudal.

Aunque teóricamente la romanización había terminado con esta pulsión indo-europea por solucionar las crisis de población mediante migraciones masivas, no debemos olvidar que la civilización de Roma llegó a las ciudades y las élites, pero los habitantes de los campos, los "paganos" (por pagii) seguían siendo galos, íberos, ... mientras los granjeros francos, germanos, sajones, anglos, ... habían llegado entre los siglos IV y VI dC en el último movimiento migratorio anterior pero siempre siguiendo la misma pauta que Cayo Julio César había descrito en sus observaciones del 52 adC: abandonar las tierras actuales, cargar sus pertenencias en carros y partir hacia nuevas tierras.

2.- La sorpresa inicial.
En este punto arranca el relato de Malouf. En mi opinión es deliberada su omisión de los prolegómenos de la invasión franca. De esa forma es más patente el error inicial de los dirigentes musulmanes cuando el emir de Nicea Kilyn Arslan tiene sus primeros enfrentamientos con fuerzas a los que se consideraban un nuevo ejército mercenario al servicio de Bizancio. Su composición, fuerza y objetivos son completamente malentendidos. La aniquilación de la "Cruzada de los Pobres" aún crea más confusión pues parece que carecen de fuerza militar, cuando lo que viene detrás es la caballería acorazada con la que nunca se han enfrentado junto a los normandos de origen vikingo que no hace mucho expulsaron al Islam de Sicilia y el Sur de Italia.

Cuando los invasores francos dejan atrás Nicea y se dirigen resueltamente hacia Antioquía y el valle del Orontes, los dirigentes musulmanes (turcos) de las ciudades-estado sirias (Alepo, Tiro, Damasco, Biblos, Beirut, Acre, ...)  y del reino egipcio fatimí ( es decir, chií) carecen de información de su destino e incluso dudan de que sean un peligro. Siguen inmersos en sus disputas internas por el poder y el control del comercio regional,  sin olvidar el enfrentamiento ya centenario que aún perdura entre el concepto chiíta y sunita de la religión musulmana.

3.- Una victoria inesperada.
Las claves de la victoria occidental en la Primera Cruzada se pueden extraer del relato de Malouf, sin acudir a otras fuentes si el lector no quiere tomarse la molestia.
- La división interna en el campo oriental: la aparición de los turcos selyúcidas en 1055 creó un Imperio sobre las actuales Irán, Irak, Siria y casi toda Turquía, pero su unidad fué efímera y a la muerte de Alp Arslan quedó dividido en una multitud de pequeños estados, allí donde cada cabecilla de una unidad militar turca o un familiar pudo reclamar el poder (Mosul, Bagdad, Damasco, Acre, Antioquía, Nicea, ...).
Añadamos a esto el enconado conflicto entre las ramas suní y chií del Islam, representado por Bagdad y El Cairo. No sólo nunca colaborarán entre sí, sino que se apoyarán cuando les convenga en los cristianos para machacarse mutuamente. Un caso paradigmático fue la creación de la secta de los "Hassasin" por los fatimíes  para convertirse en la avanzadilla chií de un intento por reconquistar el espacio perdido.
Como consecuencia, cada ciudad-estado árabe se enfrentará separadamente al ejército cruzado.

- La superioridad militar occidental: Durante doscientos años la sociedad occidental había vivido en una absoluta anarquía dentro de la que la aristocracia guerrera nacida del Imperio carolingio se había entrenado en la guerra, a precio de desangrar su sociedad. Ahora esa violencia se proyecta hacia fuera y una casta guerrera con valores consagrados al combate desde la niñez, equipada con caballería pesada, se enfrenta a los guerreros turcos, principalmente entrenados en el combate de caballería ligera con arcos.

La superioridad no es tan evidente como pudiera parecer, pero la división del campo musulmán hace que en ningún momento exista una superioridad numérica suficiente como para que la caballería ligera haga valer su movilidad.

- El uso del terror como medio de debilitar la moral enemiga: omito el relato de las atrocidades cometidas, pero fueron suficientes para que numerosas ciudades se rindieran sin luchar a cambio de salvar vidas.

4.- La colonización.

El siguiente paso que emprendieron los Cruzados fue la colonización de Oriente Medio. Le birlaron Antioquía al Emperador de Bizancio pese a las promesas hechas. Y trasplantaron a aquellas tierras el sistema feudal europeo, distribuyendo las tierras y sus habitantes entre los miembros de la expedición. Las tropas al completar la peregrinación se liberaron de sus vínculos feudales (lo mismo ocurría a quien alcanzaba Santiago de Compostela, lo que dió origen al apellido Franco tan habitual en aquellas tierras) y recibieron tierras. Los fedayeen (campesinos) musulmanes quedaron adscritos a la tierra al modo feudal, pero paradójicamente los relatos de autores árabes contemporáneos admiten que están en mejor situación que con sus anteriores señores.

Muy importante, el Reino de Jerusalén, los distintos Condados establecidos en Palmira, Antioquía, Acre, Beirut, etc se convierten en nuevas terminales de la Ruta de la Seda. Tras 500 años de aislamiento forzado, Europa vuelve a las rutas comerciales internacionales y no volverá a permitir  que ningún poder lo impida.

5.- La respuesta oriental. De la división a la unidad.

Durante la fase inicial el desconcierto y la derrota ahondan en las divisiones del mundo musulmán. Los suníes acusan a los gobernantes egipcios fatimíes de haber abandonado a Jerusalén. Las ciudades de Alepo y Damasco mantienen su rivalidad tradicional y no dudan en aliarse con los gobernantes cristinos cuando les conviente. Bagdad intenta intervenir desde Mosul y los kurdos ganan protagonismo. Así poco a poco los Cruzados extienden su dominio sobre todas las plazas costeras desde Ashkelon a Antioquía, penetrando por el interior hasta Palmira, Krak, Homs, Samaria, etc.

Costará décadas que el mundo musulmán encuentre un líder, en la persona de Nourdinne, el tío de Salah-Eddin o Saladino, un militar turco gobernador de Mosul que consigue derrocar a la dinastía fatimí (Chiita) de Egipto por medio del padre de Saladino, su hermano. Desde ese momento la secta chií queda en minoría dentro del mundo musulmán lo que favorece la unión de fuerzas en el futuro.

La base pues de la recuperación musulmana fue la unión política en un solo dominio desde Mosul hasta El Cairo, incluyendo Siria y Jordania. Los ecos de esta política han llegado incluso al siglo XX cuando Nasser intentó algo similar, sin éxito. Saladino puso su genio político y militar al servicio de este nuevo estado. Su personalidad es objeto de especial atención por el autor, pero es indudable que con motivos. La imagen que nos ha llegado es la de una persona muy hábil en lo político, donde supo crear un aparato de propaganda que evitara disidencias al tiempo que ponía las bases de una recuperación económica. Y también en lo militar, ya que supo esperar su momento, es más, fue él provocado por los Cruzados que habían hecho el camino inverso y se encontraban en un momento de graves disensiones internas, con facciones de halcones y palomas en completa animadversión.

6.- ¿Las verdaderas motivaciones a la vista? ¿o un nuevo mundo aparece?

Desde el momento que los Estados Cruzados aparecieron en Oriente se rompió el bloqueo económico que los gobernantes islámicos habían impuesto desde que en siglo VII expulsaron al Imperio Bizantino de las principales terminales del comercio asiático, abierto a Europa desde la Edad de Hierro salvo los momentos de interrupción impuestos por el Imperio Persa hasta las conquistas de Alejandro Magno.

Venecia, Pisa y Génova aparecen como nuevas talasocracias en este tiempo, transportando hombres y pertrechos primero y después mercancías en ambas direcciones. Los Cruzados, pasada una generación dejan atrás las rudas costumbres nórdicas y empiezan a vestir de otra forma, a comportarse de forma "civilizada", hablan árabe con sus vecinos y se sorprenden con disgusto del carácter incivilizado y semi-salvaje de las sucesivas oleadas de nuevos cruzados que cada cierto tiempo recalan en sus puertos. Incluso se ven obligados a proteger a sus súbditos musulmanes de los recién llegados, que ignorantes de la realidad existente, creen que una vez pié a tierra cumplirán con su voto intentando matar a artesanos y campesinos desarmados que viven junto a los cristianos.

El colmo de esta situación se da en la Cuarta Cruzada. Advertido  El Cairo lo que se preparaba de forma inminente, negoció con el Dogo de Venecia amplias concesiones comerciales garantizándole el acceso a las mercancías provenientes de la India y China si evitaba la llegada del nuevo ejército cruzado a Tierra Santa.

La maniobra veneciana fue tan astuta como despiadada. Concentrado el ejército para el embarque, convencieron a sus líderes que debían primero conquistar la ciudad de Zara, en el Adriático, que no tenía ningún musulmán. De allí, les llevaron a Constantinopla, que tomaron y saquearon. Y de allí no pasó nadie a Palestina. Un éxito completo ... para los venecianos que consiguieron libertad de comercio tanto en Constantinopla como Alejandría y Siria.

Al margen de todos estos "cotilleos" la consecuencia es que llegado el siglo XIII, las cruzadas han generado una nueva situación económica en el Mediterráneo que repercute en el desarrollo económico Europeo de la Baja Edad Media. El urbanismo vuelve a Europa, que abandona el sistema económico manorista de autosuficiencia local e integra sus redes comerciales locales dentro de rutas a larga distancia. El mundo ha cambiado y ya no importará la expulsión de los ejércitos cristianos más adelante. Los gobernantes musulmanes no se atreverán durante bastante tiempo a cerrar el Mediterráneo al comercio y cuando lo hagan los turcos más adelante será demasiado tarde: Europa habrá tomado conciencia de la situación de China y comenzarán las travesías de exploración para romper el bloqueo terrestre.

No creo que las verdaderas motivaciones de las Cruzadas fueran económicas. Pero si fueron económicas las razones de su pervivencia y extinción. Realmente es lo único que hecho de menos en este libro, la ausencia de análisis cuantitativo. Lo que es lógico, Amin Malouf no es un investigador, sino un magnífico narrador embarcado en un trabajo de divulgación.

7.- Los mongoles. El mundo musulmán al borde de la extinción.

El episodio de la invasión mongola de 1260 sobre el mundo islámico es muy poco conocido en Europa y sin embargo para los musulmanes sigue siendo un trauma peor que las Cruzadas. Bagdad fue arrasada y todos sus habitantes asesinados, como Samarkanda. Los cristianos intentaron aliarse con los mongoles (la leyenda del Preste Juan) pero no hubo una coordinación efectiva pues estos los consideraron como vasallos.

Los mongoles fueron detenidos in extremis en Egipto no sin antes producir matanzas generalizadas antes de retirarse. Y por supuesto, los musulmanes tomaron buena nota del intento cristiano de organizar una pinza. Su determinación por expulsarlos ya fue desde ese momento implacable.

8.- Las consecuencias y sus manifestaciones actuales.

Es un punto común para todos los historiadores que el mundo musulmán se replegó sobre si mismo durante la invasión cruzada. Los síntomas de este cambio cultural son manifiestos en el rechazo a cualquier moda, invención o corriente de opinión que proceda de Occidente. Por ejemplo, el comunismo, el laicismo o el feminismo.

Esta actitud es descrita por Malouf como especialmente dañina para los mismos árabes y los demás pueblos que adoptaron el islam como religión  mayoritaria. Esa especie de "chauvinismo" que funcionó como forma de repeler la agresión de que fueron objeto con el tiempo ha llevado a bloquear la evolución misma de la sociedad, impermeabilizándola a los cambios.Una actitud que el autor denuncia ha llegado hasta nuestros días y que impide a las sociedades que han adoptado mayoritariamente el islam como religión integrarse en el proceso de mundialización. El mecanismo psicológico identitario que rechaza a los extraños (europeos y mongoles) actuó como autodefensa y estuvo realmente en la base de la victoria de los pueblos de aquella tierra (no de una religión como algunos pretenden reducir) pero su prolongación en el tiempo solo está causando problemas y conflictos (por ejemplo, está en la base del conflicto con Israel, a la que la propaganda acusa de ser "nuevos cruzados", una idea la de los judíos como cruzados que al Papa Gregorio VII le hubiera causado serios problemas intestinales).


En resumen, una gran obra que debería ser de lectura obligada para entender las raices del mundo en el que vivimos.

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